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Todos luchamos contra pensamientos negativos, especialmente cuando las circunstancias son desfavorables. Lo que pensamos determina cómo actuamos, y esto se refleja en todas las áreas de nuestra vida: Personalidad, decisiones, matrimonio, vida espiritual, trabajo, finanzas, etc. Y en medio de esta lucha, la Biblia dice que podemos renovar nuestra mente para lograr vivir mejor.

Nuestra perspectiva de la vida

   ¿Por qué a algunos de nosotros nos frustran algunas circunstancias, mientras que a otras personas no les afectan? Esto tiene que ver, en gran parte, con nuestra perspectiva de la vida. Esta perspectiva ha sido establecida en nuestra mente por varios medios, como por ejemplo: la formación en la niñez; la influencia cultural y religiosa, y nuestro estándar de vida, en lo que se refiere a la capacidad financiera. 

   Pero además, uno de los factores fundamentales, es nuestra interpretación mental de las circunstancias que nos tocan vivir. Por ejemplo, es tentador pensar, que las circunstancias negativas nos obligan a sentirnos frustrados. No obstante, esa idea no es correcta. 

   En la Biblia vemos algunos ejemplos. El apóstol Pablo le dice a la iglesia de los filipenses: “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez les digo: Regocíjense” (Filipenses 4:4). Pablo escribe estas palabras desde la prisión. Otro prisionero podría haber escrito lo contrario. ¿Qué marca la diferencia entre ellos? La diferencia es la relación personal que Pablo tenía con el Señor Jesucristo. 

   Ahora bien, analizándolo desde el punto de vista de la consejería, vemos lo siguiente: 

  1. Las palabras de Pablo demuestran, que las circunstancias negativas no nos obligan a quedar “estancados” en el dolor o la frustración.
  2. Pensar saludablemente nos permite controlar nuestros sentimientos. Dios tiene todo bajo control. (Romanos 8:35-39).
  3. Pensar saludablemente es pensar bíblicamente, pero ello es una elección que requiere el ejercicio de la fe, de la voluntad y de la mente. Esto explica por qué algunas personas se frustran y otras no, aun cuando atraviesan las mismas circunstancias negativas. 

   Los pensamientos incorrectos provienen de nuestra interpretación incorrecta de las circunstancias. Interpretamos demasiado rápido, sin orar, sin analizar. Reaccionamos desde nuestras emociones, desde nuestra ignorancia, o de ideas preconcebidas. Tendemos a generalizar los hechos y hacemos conclusiones asumiendo algo que no es cierto. 

   ¿Cuál es la relación entre las las circunstancias, lo que pensamos y lo que sentimos? 

Esta relación no es muy simple, y aún hay bastante discusión en el área científica, en cuanto a este asunto. Las emociones que ocurren automáticamente, pueden ser interpretadas racionalmente, resultando en nuevas emociones. En otras palabras, los seres humanos tenemos el poder dado por Dios, de manejar nuestras emociones y pensamientos. 

   La Biblia dice en, 2ª Corintios 10:3-5, que debemos llevar nuestros pensamientos cautivos a la obediencia a Cristo. Otro texto bíblico, en Filipenses 4: 8-13, es claro al hablarnos acerca del poder que Dios nos da para controlar nuestra mente. Los pensamientos correctos corrigen las emociones, los sentimientos, y las perspectivas, y nos alinean a la voluntad de Dios.

   Amigos, todos los días estamos expuestos a circunstancias negativas. Ninguno de nosotros está exento, y nadie puede controlar todas sus circunstancias. Así que, estemos preparados, poniendo nuestros pensamientos en el Señor Jesucristo, quien dio su vida por nosotros, y quien nos capacita para interpretar cualquier circunstancia a la luz de Su voluntad.