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Ciertas reacciones y actitudes que expresamos a diario, nos demuestran muchas cosas. En algunos casos, son como una alerta que nos avisa que estamos cansados, y necesitamos hacer una pausa. Esto es normal y saludable. Sin embargo, en otros casos, nuestra conducta pone en evidencia si estamos en paz con Dios y con nosotros mismos, o no. La intranquilidad interna produce reacciones externas imposibles de ocultar. El origen de la intranquilidad es la falta de paz con Dios. Cuando un hombre ignora a su Creador, busca tranquilidad, alegría y gozo en los lugares equivocados, ya sean estos personas, objetos, o experiencias. Sin poder reconocerlo, su alma tiene sed de Dios. 

   Solamente Dios puede confortar nuestra alma, porque nuestra alma tiene sed de él (Salmo 41). La palabra hebrea para “confortar” hace referencia al efecto benéfico de los cuidados pastoriles mencionados en el Salmo 23 (“Nada me faltará”; “junto a aguas de reposo me pastoreará”). “Confortar” significa rehacer o reconfortar el alma. (Salmo 23.3) Esta frase "confortara mi alma" significa, o se traduce: “dar la vuelta, retornar, volver de nuevo, traer de nuevo, librar, restaurar a una condición anterior, traer de nuevo a casa.” El significado básico es: “movimiento de nuevo al punto de partida.” También significa: “traer de vuelta la vida de uno, renovarle, o reanimarle". Se trata de un alma sedienta que está a punto de morir de sed, pero el Señor la refresca, y de ese modo le da fuerzas y renueva sus energías para vivir, haciéndole redescubrir el amor de Dios, las promesas de Dios, y la consolación del Espíritu Santo, que prometió nuestro Señor Jesucristo. 

   ¿Qué puedes hacer para que el Señor conforte tu alma? En el Salmo 25:1, el rey David te da la primera clave: eleva tu alma al Señor. Elevar en este texto significa “entregar” el alma al Señor, en vez de elevarla (o entregarla) a cosas vanas (pasajeras, no beneficiosas). ¿Elevas tu alma al Señor, o elevas tu alma a cosas vanas? Elevar tu alma a Dios, significa pasar tiempo a solas con él, escuchar Su voz y no escuchar la tuya, o la voz de la tradición, o de la cultura. Elevar tu alma a esas vanidades, es la razón por la cual tus problemas aún no tienen solución. 

   Cuando una persona expone su alma a cosas vanas, no puede recibir sabiduría de Dios, ni la paciencia, ni el contentamiento, y por eso la lucha continúa sin llegar a ninguna solución satisfactoria. Uno ora, clama, pide, ruega, pero no recibe. Es tentador elevar el alma a lo que no tiene valor, a las cosas que nos llevan a enfocarnos en nosotros mismos, buscando satisfacer la sed interior. Reconozcamos esa sed de Dios como el problema mayor, y la razón por la cual nuestra alma necesita ser confortada. 

   Ven a Cristo, porque él es el único que puede confortar tu alma, y darle sentido a tu vida. Él te ha creado para tener compañerismo y amistad contigo, y para lograrlo, él ha pagado por tus pecados en la cuz, y ha vencido a la muerte. Es por este amor maravilloso de Dios, que nada, ni nadie, logrará satisfacerte como Cristo.

   ¿Estás buscando la felicidad? Nada te podrá hacer completamente feliz, porque la felicidad es un regalo de Dios. Solo él puede confortar tu alma y eso te hará feliz.