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Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que las preocupaciones son vencidas, cuando Dios viene a ser el poder dominante en nuestras vidas; cuando él es nuestro principal punto de atención. Mateo 6.25-34

Responsabilidad versus preocupación 

Dios quiere que seamos responsables, pero no ansiosos. El ejemplo de los pájaros no inspira la idea de no trabajar, ya que por el contrario, los pájaros son uno de los animales más laboriosos.  La ilustración tiene que ver con no trabajar bajo un estado de preocupación constante que lleva al temor y a la ansiedad, pues esas emociones negativas demuestran falta de confianza en él. Dios nos dio la vida, y por esa razón, también siempre nos da lo necesario para sustentar la vida. La ilustración de las flores apoya esta enseñanza. Las flores a las que el Señor Jesús hizo referencia duraban sólo un día, pero su belleza era admirable. 

Para Dios, cada uno de nosotros es más bello e importante que los animales y las plantas. Somos “la corona de Su creación”. Es imposible pensar que Dios no cuide de nosotros, pero la preocupación y la ansiedad demuestran que creemos que él no nos cuida. Si este es nuestro caso, debemos arrepentirnos cuanto antes, y cambiar, pasando de una actitud de temor a una de fe y confianza en Dios. Debemos ser creyentes con una fe madura y no “hombres de poca fe” (con una fe no desarrollada, débil, inmadura, no ejercitada). 

¿Cómo se curan las preocupaciones y la ansiedad?

  1. Aprendiendo a confiar en Dios bajo cualquier circunstancia.
  2. Llevando cautivos los pensamientos especulativos (“ansiedad anticipada”)
  3. Reconociendo y aceptando que la ansiedad es inútil (no sirve; no soluciona nada)
  4. Recordando que la naturaleza de Dios es ser generoso y por eso él siempre provee.
  5. Recordando que la desconfianza en Dios es pecado. Un hijo de Dios le cree a Dios. 
  6. Poniendo siempre a Dios primero y recibiendo con gozo y gratitud todas Sus bendiciones.
  7. Aprendiendo a vivir un día a la vez.

Un famoso teólogo dijo lo siguiente acerca de las preocupaciones y la ansiedad: 

“Las preocupaciones son innecesarias, inútiles y activamente dañinas; no pueden afectar el pasado, nos ciegan a las bendiciones presentes y a las lecciones que podemos aprender de la naturaleza, y además, las preocupaciones y la ansiedad son esencialmente pecaminosas, porque ambas no provienen de las circunstancias que vivimos, sino del corazón (Isaías 26:3) 

Así que, en conclusión, el pecado de las preocupaciones es diferente a otros pecados, en el sentido de que la preocupación nos paraliza. No obstante,  cuando obedecemos el mandamiento del Señor Jesús de buscar Su reino y Su justicia, él nos llena de paz y de poder para vencer cualquier preocupación. 

¡Qué gratificante es vivir en paz con Dios! Estar reconciliados con Dios por medio del Señor Jesucristo, nos da la capacidad sobrenatural de vencer la ansiedad, cuando ella quiere tomar posesión de nuestra mente. La clave para vencer la ansiedad es conocer a Cristo.