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En la vida hay un momento decisivo del cual depende nuestro futuro. Mateo 7:13,14 es el texto que registra las palabras del Señor Jesucristo, donde él describe dos caminos, frente a los cuales el ser humano debe tomar una decisión definitiva: 

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.

¿Cuál es la diferencia entre los dos caminos? La gran diferencia entre el camino ancho y el camino angosto, es que nunca es posible un camino fácil, si se quiere llegar a la grandeza, en este caso específico, a la salvación de nuestra alma. Jesucristo es el único camino para reconciliarnos con Dios, y así ser salvos de tener que pagar eternamente por nuestro pecado. El camino angosto requiere renunciar a nuestra autosuficiencia, a nuestros propios esfuerzos para llegar a Dios, y en cambio de todo eso, recibir con humildad el sacrificio del Señor Jesucristo por nuestros pecados, y Su victoria sobre la muerte. 

Luego de recibir la salvación, seguimos a Cristo diariamente, ahora como hijos adoptados por Dios. La vida cristiana es maravillosa, no obstante, también tiene sus desafíos, y la victoria sobre ellos depende de nuestra dependencia de Dios, de nuestra fe en él, y del trabajo arduo.

Como ocurre en todos los casos, lo bueno ha sido logrado con mucho entrenamiento y práctica. Así en el caso de la vida cristiana victoriosa. El Señor Jesucristo ganó la salvación por nosotros, así que, no podemos trabajar para lograrla, sino solo poner nuestra confianza en él para recibirla. Sin embargo, la vida de fidelidad a él requiere de mucha en práctica. La fidelidad como hijos de Dios es el resultado de mucho tiempo en el ejercicio de la vida con él. Es como en el arte: nunca nadie logró crear una verdadera obra maestra en poco tiempo. Ahora bien, la era digital en la cual vivimos, pretende hacernos creer que es posible lograr una pieza única en poco tiempo, sin embargo, todos sabemos que aquellas cosas que son de buena calidad, han requerido tiempo, constancia y perfeccionamiento constantes. Nada se logra sin disciplina, orden, y trabajo.

Los atletas que ganan medallas en reconocimiento a sus méritos, las logran gracias a la disciplina que tienen para practicar su deporte. Lo mismo ocurre con los mejores artistas, autores, constructores, maestros, pastores, etc, porque ellos saben, que la improvisación como estilo de vida, nunca lleva a grandes logros. Pero la victoria comienza en un momento decisivo, y es así también en la vida cristiana, donde donde el cristiano que aspira a la victoria en medio de sus luchas, decide aprender a luchar, a ser disciplinado, y a someterse al orden establecido por Dios, aun cuando hacerlo, sea como andar en un camino angosto. De modo que, estimado lector, que hoy sea el día del momento decisivo que transformará tus luchas en victorias para Dios.