Slideshow image

En el libro de Colosenses, capítulo 2, encontramos la expresión: “Andar en Cristo”. Esta expresión significa: mantener la doctrina aprendida acerca de quien es Cristo y de lo que hizo por nosotros, y que sea no solo una instrucción mental, sino una realidad que viene de nuestro conocimiento personal de El, pues esto nos libra de caer en esa falsa enseñanza que dice que debemos “ganarnos la salvación”, o de que necesitamos algo, o alguien más para ser santos y agradar a Dios. Sin embargo, ¿Qué significa recibir a Cristo?

Recibir a Cristo es creer todo acerca de Él, y andar en él es darle el control de nuestra vida. Pero hay otras expresiones, tales como: “arraigados” es decir: enraizados con el resultado de estar bien afirmados en él. Luego, el texto dice: “sobre edificados en él, y esto significa: siendo edificados constantemente en Cristo. Luego dice: “confirmados en la fe”, o sea: siendo establecidos constantemente en referencia a vuestra fe. Y por último, la Escritura dice: “abundando en acciones de gracias” ¿gracias por qué? por el establecimiento de nuestra fe. La gratitud es el ambiente en el cual esa abundancia se manifiesta. 

Pero hay una advertencia: no dejarse engañar por el legalismo (v.8). Las especulaciones vanas de los judíos legalistas no servían para nada. Ellos practicaban el ascetismo (doctrina que enseña que la perfección moral se adquiere por medio de renunciar a lo material, o a todo lo que no es, o suena, “espiritual”), y además, practicaban en misticismo (el estado espiritual o mental, que pretende agradar a Dios por medio de prácticas y ritos que creen que los hacen mas santos). Los judíos tenían ciertas “tradiciones”, como el “Kabbala”, y también tradiciones por sobre ley oral, como el no comer ciertas carnes, no tomar ciertas bebidas, hacer ciertos lavamientos rituales, etc. 

No obstante, el texto bíblico nos muestra Quién es Cristo, y en qué nos beneficia conocerlo bien (v. 9-15).  La expresión: “la plenitud de la Deidad” nos muestra que Cristo es Dios. Los gnósticos adoraban a los ángeles y a las cosas inferiores. Cristo es superior a todo y a todos. Los seguidores de Cristo estamos completos en él y, por lo tanto, no necesitamos nada ni nadie más: Ni ritos, ni ceremonias místicas, ni seres humanos supuestamente especiales, ni ángeles. Nada puede reemplazar a Cristo, la Cabeza de la cual dependemos para todo. (Efesios 3.19). 

El poder de la naturaleza pecaminosa fue roto y fue privado de su control sobre nuestro cuerpo. Aun tenemos la naturaleza pecaminosa, pero ya no somos esclavos de ella; ya no tiene poder sobre nosotros, excepto el que le queramos dar. Esto lo logró Jesús por nosotros. Los ritos externos, el legalismo, las “formas” que nos enseñaron, o que hemos adoptado como la solución o la fórmula para agradar a Dios, o para ser santos, ¡no sirven! Lo único que sirve es “andar en Cristo” (v.6) y aferrarse de él todo el tiempo (v.7). Esto nos libra de juzgarnos unos a otros, de ser legalistas, de creer que somos mejores que otros; y al mismo tiempo, nos ayuda a ver con claridad el pecado. Dios nos perdonó todos los pecados en Cristo. No hay pecado que el sacrifico de Cristo no haya podido perdonar, y por lo tanto no necesitamos recurrir a los ángeles, a ceremonias, ritos, visiones, sacrificios, etc. Amigo varón, si usted ha venido a Cristo y le sirve sólo a él, ya no viva tratando de pagar por lo que Jesús ya pagó. Él anuló (borró) las ordenanzas (“acta” o “factura de deuda”) en contra nuestra. Esta acta nos era “contraria” (Romanos 4:15). La ley está en contra nuestra porque, es como un maestro que nos obliga a hacer -o a cumplir algo-, pero no cambia nuestro corazón, ni nos da el poder de hacerlo. La ley es la revelación de Dios acerca de nuestra culpa y nos amenaza con penalidades. La ley se pone como un acusador, y el evangelio como la única solución. 

El legalismo, con su enseñanza de que debes cumplir ciertos ritos religiosos, o debes mejorar tu vida antes de venir a Cristo, te aleja de Cristo, pero recuerda: nada ni nadie puede reemplazar a Cristo. Él te ama y quiere salvarte.