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¿Cómo podemos los cristianos saber qué hacer o qué no hacer? Ciertas prácticas son condenadas claramente en la Biblia, mientras que otras no se mencionan. La primera pregunta que debemos hacer antes de tomar una decisión es, ¿Lo haría el Señor Jesús? 

Preguntas que nos ayudan: 

A. ¿Está claramente prohibido en la Biblia aquello que quiero hacer?  Cuando una cosa está claramente prohibida por Dios en la Biblia, no lo haga, y no busque   interpretaciones alternativas, excusas, ni justificaciones. Si no sabe la respuesta, no tome  una decisión, no haga nada hasta saber qué dice la Biblia al respecto (1a Tesalonicenses  5:22).

B. ¿Glorificará a Dios lo que quiero hacer? 1a Corintios 10:31 - Antes de involucrarse en la actividad en cuestión, ¿puede pedir a Dios, honestamente, su bendición sobre lo que quiere hacer? ¿Cree que va a honrar a Dios haciendo aquello que desea, o que le ofrecen, hacer?  

C. Pregúntese: ¿Es esto “del mundo”? Si lo es, entonces no es de Cristo. Juan 17:16 - 1a Juan 2: 15-17 - ¿Hubiera hecho el Señor lo que estoy por hacer? Él nos ha dejado ejemplo para que sigamos Sus pisadas (1a Pedro 2:21)

D. ¿Le agradaría ser encontrado, o sorprendido, haciendo eso cuando el Señor regrese?  Alguien ha dicho sabiamente: ¡No hagas nada, digo, “nada”, ni te encuentres en algún lugar  que te causase vergüenza si el Señor regresara en ese momento; o si murieses mientras que estás haciendo algo indebido, o en un lugar donde no deberías estar si eres una persona que ama y sigue a Cristo” (1a Juan 2:28)

¿Puede sentir la libertad de hacerlo cuando recuerda que el Espíritu Santo mora en usted?  (1a Corintios 6.19; Efesios 4.30; Romanos 14.23)

E. ¿Es lo que pienso hacer, o decidir, una conducta apropiada para un hijo/a de Dios? Cuando un hijo, o hija, del Rey procede de una manera indigna (no digna del Rey), acarrea desgracia sobre el nombre de Su Padre (Romanos 2:24; Colosenses 1:10). Un verdadero seguidor de Cristo, es decir, una persona que ha nacido de nuevo, ni siquiera considera  pecar; no medita en tal posibilidad, y esto es porque tiene una nueva naturaleza. La tentación de hacer algo inapropiado (no propio, es decir, ajeno, a su nueva naturaleza) puede acosarlo, pero la convicción de Dios el Espíritu Santo, de quien el creyente es el  templo, le lleva a someterse a él, a resistir al diablo, y así diablo huye de uno. Si una persona no comprende esto, probablemente  aun no ha nacido de nuevo.

F. ¿Qué efecto, o consecuencia, tendrá mi decisión o conducta sobre otras personas? 2a Corintios 5:17; Romanos 14:13; Efesios 4:1 

No seamos legalistas ni moralistas con todas estas preguntas, pero usemos cada una de ellas para ayudarnos en nuestro diario andar con Cristo.