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La gratitud debe ser un estilo de vida para los hijos de Dios; debe fluir de nuestros corazones y de nuestros labios. El Salmo 30:1-12 es un canto de gratitud, el cual no solo alaba a Dios en el momento, sino también recuerda la fidelidad de Dios en tiempos pasados. Este Salmo es una declaración del carácter de Dios, quien es tan maravilloso, que la alabanza con gratitud él es la única respuesta apropiada de nuestra parte.

En el libro de Hebreos (12:28) Dios dice que debemos darle gracias porque hemos recibido un reino inconmovible. 

La gratitud es poderosa

La gratitud es poderosa para ayudarnos a fijar nuestra atención en Dios, y no en nosotros mismos. Como pueblo de Dios somos agradecidos, porque somos conscientes de cuánto nos ha dado. No estamos concentrados en nosotros mismos, ni pensamos que las cosas que tenemos las hemos logrado solo por nuestros esfuerzos. Reconocemos que Dios es el que nos da las fuerzas para trabajar, pero también, él es el que nos da mucho más por encima de nuestros esfuerzos. No hemos ganado la salvación, sino que solo la hemos aceptado. Una de las características de los últimos tiempos es la falta de gratitud, (2a Timoteo 3. En este texto, la palabra “soberbios” también significa: no agradecidos). Sin embargo, nosotros debemos ser agradecidos porque Dios es digno de nuestra gratitud. “Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de Dios (Santiago 1:17). Ser agradecidos hace que pongamos nuestra mirada en él.

La gratitud es poderosa para sacarnos de la victimización. Tenemos ejemplos de agradecimiento en medio de circunstancias muy difíciles (Salmo 28). En medio de dificultades, David recuerda quién es Dios (el carácter de Dios, quien protege a su pueblo) y, como resultado de conocer y confiar en Dios, David da gracias a Dios. 

Cuando somos agradecidos a Dios por todo, nuestro enfoque se desvía de nosotros mismos y de nuestro dolor y circunstancias negativas, y se dirige a la fe y a la confianza en Dios. Nuestra fe madura y Dios nos perfecciona. En cambio, la ingratitud retrasa nuestra maduración espiritual, emocional, mental y relacional. Muchos problemas personales entre las personas, son el producto de una personalidad desagradecida, pues esta siempre se enfoca en sí misma; siempre se siente como una víctima, y esto le produce inseguridad, y dudas del amor de los demás hacia ella. 

La gratitud es poderosa para ayudarnos a recordar que Dios está en control. “Dar gracias a Dios en todo”, puede sonar algo imposible de hacer si no comprendemos el texto. “En todo” significa que aceptamos el hecho de que Dios está en control aun de lo que no comprendemos. Darle gracias en todas las circunstancias es reconocer que es confiable, que podemos confiar que él sabe por qué permite aun lo desagradable, y que nunca nos abandonará. Es por esta razón que la Biblia dice que debemos “echar toda nuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de nosotros” (1a Pedro 5.7) Esto no es una promesa de escape de los problemas, sino una promesa de escape de nuestro propio descontrol emocional, por medio de entregarle voluntariamente el control de nuestras vidas a Dios. 

El agradecimiento no es tan sólo apropiado, sino también, saludable y beneficioso para nosotros, pues nos ayuda a mirar “la foto completa” o “todo el panorama”, acerca de la verdad de que desde el momento de nuestra conversión a Jesucristo, pertenecemos  a Dios; somos propiedad de él, porque fuimos comprados por la preciosa sangre del Señor Jesucristo, y por eso hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efesios 1:3).

Y es por todo esto que, los hijos de Dios, somos agradecidos.