¡Qué dolor se siente al perder a un ser querido! Es el dolor de la separación; es el dolor de no verle y decirle cuánto le amamos y cuántas oportunidades perdimos. Pero Dios tiene poder para consolar y para traer paz al corazón. Si usted está pasando por un tiempo de duelo, quiero decirle que el duelo es algo normal, es parte del proceso, es un elemento necesario para alcanzar la sanidad de su dolor. No hay nada malo con llorar. No hay nada malo con recordar. Si me permite, hoy quiero dejarle algunas sugerencias para este tiempo por el cual está atravesando, o para que los comparta con alguien que usted conozca. Exprese lo que siente. No tenga miedo de hablar con alguien acerca de su dolor. Dios ha puesto un mecanismo de alivio en el comunicar lo que se siente. Y si usted es la persona a quien alguien viene para expresarle sus emociones, escuche con paciencia y amor. Otra sugerencia importante, recuérdese a sí mismo que la vida continúa, aunque ahora parezca que el tiempo se detuvo. También recuérdese a sí mismo que el Dios de toda consolación, el Señor Jesucristo, está a su lado para secar sus lágrimas y darle nuevas fuerzas. Reciba este regalo de Dios que muchos aun desean tener.