Hay dos necesidades básicas en cada persona: la necesidad de significado, y la necesidad de seguridad. Cuando estas necesidades no son satisfechas correctamente, aparece la ansiedad y esta nos esclaviza.
La consejería secular enseña que la mejor ayuda, es decirle a la gente que no reprima lo que siente; que se exprese abiertamente, y que “salga del closet”; que satisfaga su necesidad de placer y de poder, de cualquier forma, siempre y cuando no dañe a otros. En otras palabras, la consejería secular y las falsas religiones enseñan a la gente a ser “egoístas domesticados.”
Los problemas espirituales y emocionales se originan y se desarrollan, cuando las necesidades básicas de significado y seguridad se ven amenazadas. La gente busca maneras de compensar su inseguridad y falta de sentido en la vida, buscando en lugares equivocados. Sepa que las reacciones de rabia, rencor, odio, enojo, sospecha de lo que otros creen, o dicen, acerca de nosotros; las mentiras intencionales o espontáneas, la pornografía y otras formas de inmoralidad; los vicios, los post en los medios sociales esperando la aprobación y la admiración de los demás, el yoga, y otros males, son todas falsas ayudas externas; lugares equivocados, donde muchos personas van para tratar de protegerse de la inseguridad personal.
Alguien dijo: “Las ideas erróneas acerca de la vida, producen conductas erróneas en la vida” La Biblia dice en Proverbios 23.7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es.” Todos vivimos de acuerdo a lo que hay en nuestro corazón, por lo tanto, nuestros conflictos internos no pueden resolverse recurriendo a falsas ayudas externas. Debemos buscar la verdadera ayuda.
El problema de la inseguridad, y la lucha por sentirse amado y seguro, viene de la falta de comunión personal con Dios. Cuando no hay una relación activa y creciente con Dios, aparece el sentimiento de inseguridad y desprotección.
La solución es rechazar las mentiras en la mente, reconocer la verdadera ruta que lleva a la valoración personal, y cambiar la forma de pensar reemplazándola con la verdad. Cristo viviendo en nosotros, es toda la base que necesitamos para sentir que nuestra vida importa, y para sentirnos seguros. Nuestra valía como personas viene de Cristo, y no de nosotros mismos, o de otros, ni tampoco de nuestras posesiones.
Nuestra vida importa porque pertenecemos al Creador y Rey del universo, quien le ha dado propósito a nuestra vida. Nuestra aceptación ante Dios, depende y descansa solamente, en la aceptación de Dios a su Hijo, el Señor Jesucristo, quien pagó completamente por nuestros pecados. La base de nuestra perfecta relación con Dios en el cielo no será nuestra inocencia sino el sacrificio suficientemente completo del Señor Jesucristo.
Ahora que conocemos personalmente el amor de Dios, podemos relajarnos y descansar seguros, porque el Dios que nos creó y nos salvó, ha hecho un pacto con nosotros, es decir, con aquellos que nos hemos arrepentido de nuestros pecados, y hemos confiado solamente en el perdón de Dios, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz, y en Su victoria sobre la muerte.
La seguridad de nuestra salvación, nos hace sentir más responsables en cuanto ocuparnos en ella. Al sentirnos amados y aceptados, nos sentimos responsables por esto tan maravilloso que tenemos. Saber que somos aceptados por Dios en Cristo, produce seguridad, y ésta, produce que vivamos en paz también con nosotros mismos.
La persona que está en paz con Dios, desarrolla una personalidad gozosa y tranquila, y puede dominar la ansiedad cuando esta se asoma. Saber que somos aceptados por Dios en Cristo produce seguridad, y la seguridad produce vivir en armonía con los demás. Nuestras actitudes y reacciones cambian. Ya no necesitamos probar nada; no necesitamos buscar la aceptación y la seguridad en nadie. Cristo produce en nosotros una seguridad, que es humilde, pero firme, porque se basa en Su aceptación de nosotros.
El verdadero significado y la verdadera seguridad, solo están disponibles para el seguidor de Cristo. El verdadero discípulo del Señor, siente que su vida tiene significado, valor, propósito y seguridad, gracias a la muerte y la resurrección de Cristo.
¿Cuál es su realidad? ¿Se siente usted libre, seguro e importante para Dios?