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Años atrás, era difícil comunicarse telefónicamente con familiares y amigos en otros países; o al menos lograr comprender lo que ambas personas, de los dos lados del receptor, querían decir. Sin embargo, en poco tiempo todo cambió y hoy en día no sólo la telefonía es espléndida, sino que además tenemos una variedad de medios electrónicos a nuestra disposición. 

El mundo necesitaba comunicarse de una manera más efectiva y lo logró. Los expertos crearon mejores líneas de comunicación, visibles e invisibles, a las cuales hoy no les prestamos mayor atención, pues han venido a ser parte normal de nuestra vida.

Así es la comunicación en familia: un mecanismo “normal” y parte de lo que hacemos diariamente. Pero pocas veces nos detenemos a meditar en el esfuerzo emocional que implica comunicarse bien. Pensamos que si existe alguna forma de diálogo entre nosotros, eso es suficiente. No obstante, lo mejor es tener como meta  que nuestra comunicación en familia sea realmente efectiva; que las líneas de comunicación permanezcan siempre abiertas y sintonizadas a la personalidad de cada uno. ¿Y cuál es el secreto para que esto se logre? En realidad no existen fórmulas exactas para establecer buenas líneas de comunicación en familia. Cada familia es diferente y por eso parte de su labor es crear esas líneas “a su medida”.

No hay fórmulas, pero sí hay principios fundamentales para que la familia goce de una buena comunicación, y el varón, como líder del hogar, es quien debe ponerlos en práctica primero y guiar a su familia a imitarlo:

1. El principio de la comunicación armónica: Cada miembro de la familia respeta a los demás y adopta las mejores formas de trato mutuo.(Filipenses 2.3).

 

2. El principio de la gracia: Cada miembro de la familia procura deliberadamente reparar las líneas dañadas de comunicación, en un espíritu de humildad y perdón, aplicando la misma gracia que recibió de Dios por medio de Jesucristo (Filipenses 2.1-11)

 

3. El principio de la excelencia: Cada miembro de la familia se esfuerza por mejorar su método de comunicación, en pro de colaborar con sus amados en la tarea colectiva de crear buenas líneas de comunicación. (Hebreos 13.16)

 

Podríamos elaborar mucho más acerca de otros principios que contribuyen a la buena comunicación; sin embargo, hemos comprobado que los arriba mencionados, si los ponemos en práctica, forman la base más firme y aplicable para la familia, inclusive para aquellas que sufren la ausencia física o emocional de algunos de sus miembros.