Slideshow image

La Importancia de Prepararse Bien para el Matrimonio

Muchas parejas llegan al matrimonio sin ningún tipo de preparación. Algunos piensan que no la necesitan porque llevan varios años de novios, otros temen la consejería prematrimonial porque piensan que puede llegar a descubrirse algo que arriesgue la posibilidad de casarse. Y aunque parezca increíble, también están aquellas personas que no reciben consejería prematrimonial porque no saben que existe tal posibilidad; o no saben a quién recurrir por consejería.

 

Frente a estas realidades, nos preguntamos:

 

  1. ¿Qué es la consejería prematrimonial y por qué es tan importante?

 

La consejería prematrimonial es un proceso intencional muy importante para las personas que han decidido unir sus vidas en matrimonio. El objetivo es conocerse mejor a sí mismo y conocer mejor a la persona con quien ha decidido vivir para siempre. Es muy valioso que una tercera persona, preparada para este trabajo o una pareja con una buena historia matrimonial, ayuden a los novios a mirar las cosas con más objetividad, porque aunque la pareja sea muy sincera uno con el otro, las personas que están fuera de la relación pueden ayudarles a ver y a analizar problemas potenciales que ellos no ven. Los consejeros también pueden ayudar a la futura pareja a mejorar aún más los buenos conceptos que tal vez ya tienen. 

 

En ocasiones escuchamos esta excusa: “Nosotros no necesitamos consejería prematrimonial. Esta excusa está basada en el orgullo. Todos necesitamos ayuda y buenos consejos antes de tomar grandes decisiones. El matrimonio es la decisión más grande que uno toma en la vida, y por eso es la decisión que más preparación necesita. Casarse no es una decisión individual solamente, sino compartida con otra persona. Hay quienes piensan que la conversión a Cristo es la decisión más importante y por cierto, lo es; excepto que esa es una decisión exclusivamente personal. El matrimonio, por el contrario, es una decisión conjunta.

 

Así que el propósito y la importancia de la consejería prematrimonial, radica en el poder que ésta tiene para identificar las cosas que la pareja asume aun sin saberlo, También ayuda a identificar las áreas potenciales de conflicto. Hoy en día trato con muchas parejas que han estado casadas por muchos años y sus conflictos aun demuestran que entraron al matrimonio sin preparación. Por supuesto, no hay garantías de que esta preparación de la que venimos hablando evite o solucione todos los problemas en el matrimonio, pero los estudios muestran que la consejería prematrimonial reduce el riesgo de divorcio en, por lo menos, un 30 %. Haga la cuenta, y verá que miles de matrimonios han sido salvados gracias a la consejería prematrimonial. 

 

 

  1. ¿Qué pueden esperar los novios durante las sesiones de consejería prematrimonial? ¿No se trata acaso de preparar la boda?

 

En primer lugar, los novios deben estar listos para que el consejero les haga una serie de preguntas muy directas. El propósito de estas preguntas es llevar a la pareja a descubrir problemas potenciales. 

 

Pero el consejero también hace preguntas que ayuden a la pareja a hablar de temas que tal vez aun no han considerado, o que aún no quedan claras, como por ejemplo: Las relaciones sexuales; el número de hijos que desean tener; cómo habrán de manejar las finanzas; a qué iglesia pertenecerán; cómo manejarán el tiempo juntos, el trabajo, las tareas del hogar; el lugar donde vivirán, etcétera.

 

Si hay temor de enfrentarse a estas preguntas, o de responderlas, es posible que se esté ocultando algo, o que la pareja esté enfatuada más que enamorada.

 

  1. Cuando un consejero profesional, o un líder de la iglesia, trabaja con la pareja de novios: ¿Qué pasos o tareas debe incluir ese consejero durante todo el tiempo que dure la consejería prematrimonial?

 

La consejería prematrimonial es un proceso. El consejero debe, en primer lugar,  establecer un período de tiempo suficiente para la consejería matrimonial. No es recomendable dar consejería  “a las apuradas” y entonces no tener tiempo para trabajar con la pareja. Hace muchos años atrás, he decidido no casar a ninguna pareja que no haya pasado, por lo menos, de cuatro a seis meses de consejería prematrimonial. Este período es negociable bajo ciertas circunstancias, pero en realidad, mi regla en ese caso es: “Menos tiempo = Mayor intensidad” Si voy a oficiar una ceremonia de bodas, primero quiero confirmar que la pareja sabe lo que está haciendo. Creo que esta es mi responsabilidad como ministro delante del Señor.

 

El consejero dará además ciertas “tareas para el hogar” al novio y a la novia por separado y también a ambos. Estas tareas se evalúan luego con el consejero.

 

En la medida de lo posible, es bueno trabajar también con la familia inmediata de la pareja (los padres de ambos) para que todo quede claro (límites, ayudas, consejería de los padres, etcétera. 

 

En esta etapa de la consejería prematrimonial, también se trata con los conflictos potenciales y con cualquier problema que hasta ahora haya quedado escondido. El propósito no es avergonzar a la pareja, sino solucionar tales asuntos, si es que existen, y llegar a soluciones. En algunos casos es mejor posponer el casamiento, o inclusive tomar la resolución de no seguir adelante si el caso lo merita. Esto es doloroso, pero es mucho mejor que hacer un compromiso para toda la vida y luego romperlo con el divorcio.

 

Así que si está pensando en casarse, no sólo lo piense, sino atrévase a ponerlo bajo la lupa de la consejería prematrimonial. Creo que los consejeros y los pastores, no le damos a usted y a su futuro cónyuge un servicio honesto, si no le preparamos lo mejor posible para la vida matrimonial. Así que, por su propio bien, no nos pida que oficiemos su ceremonia de casamiento sin haberle provisto de una buena consejería matrimonial. Esto no honraría al Señor ni le ayudaría a usted a colocar las mejores bases para su matrimonio. Le animo a orar y a pensar en esto muy seriamente. Recuerde que todo lo que comienza con una buena base, tiene muchísimas más posibilidades de permanecer para toda la vida.