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¿Qué es la inconstancia? Es la falta de voluntad de una persona en la determinación de hacer una cosa. La inconstancia de una persona, puede costarle la posibilidad de dedicarse a algo productivo, y sobre lo cual tiene interés. Un ejemplo de esto, es el deporte. Algunas personas han llegado al nivel profesional en el deporte, y esto no sucedió por casualidad, sino por la tremenda constancia en practicar hasta perfeccionar su habilidad deportiva. 

   La constancia proviene de la fidelidad, de la actitud de alguien que es fiel, constante y comprometido con respecto a los sentimientos, ideas u obligaciones que asume. Por otro lado, la inconstancia es la falta de voluntad a ser fiel, constante y perseverante. Pero, ¿a qué se debe este problema de la inconstancia? En primer lugar, podemos decir que se debe a un problema de prioridades. Por ejemplo, cuando Dios es el primero en nuestras vidas, el resultado es que somos responsables y constantes, así que, si no lo somos, estamos demostrando que Dios no tiene el primer lugar, y por lo tanto, somos inconstantes en todo lo que se refiere a él; cosas tales como: la oración, el estudio de la Biblia, la asistencia a los servicios de la iglesia, la adoración por medio de la mayordomía de nuestros bienes, etc. 

   Otra razón de la inconstancia es el temor a asumir compromisos formales. Cuando tenemos miedo a hacer un compromiso formal, no logramos mantener relaciones personales, educativas, comerciales, ni de ningún otro tipo, por mucho tiempo. La solución es encontrar la razón de este tipo de temor, luego tratar con esa razón, y eliminarla.

  En algunas personas, la inconstancia se debe a un temor proveniente de heridas emocionales o frustraciones anteriores. Algunos han quedado “traumatizados” debido a malas experiencias, y por eso les cuesta ser constantes, comprometidos, fieles en obedecer aquello que Dios les manda a hacer. La solución para este otro tipo de temor, es perdonar y sanar las heridas.

  Y no podemos negar que, para algunos, la procrastinación es la raíz de su inconstancia. Es bastante fácil acostumbrarse a posponer responsabilidades. Cuando una persona se ausenta, pospone, deja para mañana el hacer algo, y repite estas conductas con frecuencia, crea el hábito de procrastinar, lo cual lleva a ser inconstante. Nadie puede contar con una persona así. La solución al mal hábito de procrastinar, es darle cuentas a otra persona, permitiéndole que nos obligue a cumplir con nuestras responsabilidades.   

   La inconstancia crea un sinnúmero de problemas. Por ejemplo: No se puede contar con una persona inconstante, porque nunca se sabe si llegará a tiempo a un trabajo, o si pagará a tiempo sus deudas, o si cumplirá lo que prometió. Ningún patrón desea tener un obrero, u empleado, inconstante. Y si pensamos en otras áreas de la vida, tales como la familia, la iglesia y los amigos, ocurre lo mismo: nadie en esos grupos sociales puede contar con una persona inconstante. 

   Así que, la persona inconstante pierde muchas oportunidades, pero lo que es peor, Dios no es glorificado en la vida del inconstante. Dios es fiel, y él nos ha creado a su imagen, y esta es una verdad que significa que nosotros fuimos creados por él, para reflejar, entre otras cosas, su personalidad. El inconstante no refleja la forma de ser de Dios. 

  La inconstancia trae problemas innecesarios en el matrimonio, la formación de lo hijos, el trabajo, y la iglesia. Es necesario cambiar esta actitud por la fidelidad. ¡Y es posible! Pídale a Dios que le ayude a ser fiel, constante, en todas las cosas. Este pedido está dentro de la voluntad de Dios, por lo tanto él le responderá afirmativamente. Sea fiel y su vida cambiará