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Previniendo el agotamiento emocional y mental

Por lo general, el agotamiento se produce cuando una persona está constantemente dando de sí misma y descuida su necesidad de ser re-abastecida. En otras palabras, nos agotamos cuando damos más tiempo, esfuerzos y energías de las que necesitamos recibir. Es como un famoso auto de carrera en el Daytona 500, que en la tercera ronda del circuito dejó de funcionar porque el empleado encargado de cargar el tanque de gasolina olvidó hacerlo. El automóvil era muy bueno y valía 250 mil dólares. El conductor era excelente, sin embargo, un detalle como el de olvidar ponerle gasolina hizo que perdiese la carrera. Así es como se produce el agotamiento en una persona, puede caminar por un tiempo, pero cuando descuida “cargar combustible”, no tiene otra alternativa más que detenerse. 

¿Cómo se produce el agotamiento? 

El agotamiento no se produce de la noche a la mañana, es un proceso que ocurre durante un período de tiempo y esto es diferente para cada persona. Por lo general comienza con el descuido de uno mismo. Al principio no se sienten síntomas, pero más tarde el cuerpo dice: “hasta aquí” y entonces se sienten los dolores físicos, viene la sensación de falta de fuerzas, aparecen las frustraciones; cambia el sentido del humor, se evapora la motivación que teníamos para hacer las cosas, y ya no podemos ni pensar en agregar ninguna otra obligación a nuestro ritmo de vida o queremos renunciar.  

Pero también existen otros síntomas, como por ejemplo, nos desilusionamos. Esto ocurre cuando la fotografía de las cosas que tenemos en la mente no corresponden a la realidad. Pensamos que algo debía ser de una manera pero resulta de otra. Esto es una forma de frustración; es como cuando deseamos algo con tanta intensidad que no queremos medir los riesgos potenciales y nos lanzamos a la alberca, como quien dice, luego, cuando se nos pasa el entusiasmo, viene la desilusión porque en nuestra mente habíamos construido un mundo artificial en vez de real.

Nos desanimamos. La desilusión ocurre en nuestra mente, el desánimo ocurre en nuestras emociones. La motivación que teníamos por hacer algo se va apagando cuando estamos desanimados. El Señor Jesucristo nos anima a orar sin desmayar (Lucas 18), porque en ocasiones oramos por algo durante mucho tiempo y nos desanimamos si no lo recibimos en el tiempo deseado. 

Caemos en el descontento. Esto significa que perdemos el gozo. Cuando permitimos que el descontento penetre nuestro corazón, entonces nos sentimos incómodos y agotados. Además, el descontento nos empuja, por decirlo así, a no medir las consecuencias de nuestras acciones. Mucha gente renuncia a su trabajo por este impulso emocional que llamamos descontento y después de un tiempo, cuando no puede encontrar otro trabajo, se carga de culpa por no haber calculado el costo de lo que hizo. 

Cuando estamos agotados emocional y mentalmente tendemos a desasociarnos

Cuando estamos agotados emocional y mentalmente no pensamos bien; estamos confundidos y damos más lugar a nuestras emociones que a la razón. Mucha gente busca consejo cuando está atravesando esta etapa, porque por fin reconocen que necesitan a alguien que les ayude a pensar, a procesar lo que les está ocurriendo. Por supuesto que podemos ayudarles, pero lo mejor es que busquen ayuda antes de caer en la disociación. 

Este sentido de abandono, o disociación puede costarnos mucho. Hace tiempo atrás se descubrió una de las minas de oro más grandes del mundo, sólo seis pulgadas más abajo del lugar donde los últimos mineros habían estado cavando. Los mineros abandonaron su trabajo demasiado rápido. Desasociarse significa renunciar, pero para evitar perder el tesoro que nos espera, debemos comprender que la disociación viene de nuestro agotamiento, y si seguimos adelante, las cosas van a cambiar. 

¿Cómo podemos prevenir el agotamiento? 

1. Descanse. Nadie tiene tanta energía como para no descansar. Y aquellos a quienes parecen sobrarles las energías, algún día verán que también se agotan física, mental y emocionalmente. Por algo Dios estableció un día de descanso y lo puso entre los mandamientos, de la misma manera que puso el mandamiento de trabajar (Éxodo 20). Dios sabe que necesitamos descansar en todo sentido. Cuando uno aprende a descansar, entonces trabaja mejor y rinde más. 

2. Reduzca el volumen de su trabajo en cuanto pueda. Es más inteligente aprender a trabajar mejor que trabajar demasiado sin pensar. Para algunas personas, sólo es cuestión de organizarse, para otros, significa ser más creativos e inventar sistemas que les faciliten el trabajo. Y hay quienes necesitan simplemente hacer una lista de todas sus tareas y con toda sinceridad eliminar aquellas cosas que crean una carga, pero no son necesarias. 

3. Esto nos lleva a pensar en el calendario. Lamentablemente, aun hay personas que no trabajan organizándose con el calendario en la mano, sino que improvisan todo el tiempo y como dicen por ahí: “Viven el momento”. Esto fue lo que ocurrió en cierta ocasión, cuando dos amigos tenían quince palos de leña para hacer una fogata durante una noche muy fría mientras escalaban la montaña. El primer hombre decidió encender el fuego y tirar toda la leña de una vez. Por supuesto creó una fogata muy buena, pero en medio de la noche, el fuego se apagó. En cambio su amigo fue poniéndole leña al fuego poco a poco, un palo cada hora, y aun tenía fuego ardiendo cuando llegó la mañana. A eso se llama calcular el tiempo y para eso se inventó el calendario. Podemos prevenir el agotamiento mental y emocional y físico cuando nos organizamos bien de acuerdo a los días y horarios que tenemos a nuestra disposición. 

4. Busque alimentarse espiritualmente. Esto es lo mejor que puede hacer. En el libro de Efesios 5.18, la Biblia dice: “Sed llenos del Espíritu Santo” y eso no está relegado sólo a una gran experiencia espiritual de unos minutos. Sabemos que el Señor nos está llenando cuando nuestra actitud comienza a cambiar; cuando nuestra perspectiva de la vida cambia; cuando atravesamos los problemas y sin embargo dentro nuestro sentimos una gran esperanza y viene la paz. 

Cuando nos alimentamos bien espiritualmente, el Señor nos llena con Su presencia y esto es como echarle gasolina al tanque. En realidad, la versión original de Efesios 5.18 dice: “Continuad siendo llenados del Espíritu Santo”. ¿Se imagina tener un tanque de gasolina en nuestro vehículo que reciba combustible constantemente? No es posible. No hay otra solución más que parar el vehículo cuando vemos que el tanque se está vaciando. Por eso oramos, leemos la Biblia a diario y nos congregamos con la iglesia todas las semanas: para mantener nuestro tanque espiritual lleno. El alimento espiritual es la mejor prevención contra el agotamiento. 

Si de verdad desea prevenir el agotamiento en todos sus aspectos, considere en oración las recomendaciones compartidas en este artículo y luego póngalas en práctica. Recuerde que usted puede vivir mejor.