Uno de mis textos bíblicos favoritos se encuentra en el libro de Romanos capítulo 5 y versículo 1. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Este texto me recuerda constantemente que como ya me he reconciliado con Dios, no necesito sentirme culpable delante de él. Jesucristo ya pagó por mis pecados, y yo le he recibido en mi corazón, por lo tanto, no hay allí lugar para la culpa. Tal vez usted vive cargando el peso de la culpa. ¿Será que necesita entregarle esa culpa al Señor? La Biblia dice claramente que cuando venimos a Dios arrepentidos por nuestros pecados y recibimos el perdón que él nos ofrece por medio de su Hijo Jesucristo, el peso de la culpa cae de nuestras espaldas. ¿Para qué vivir con semejante peso de culpa cuando Dios nos ofrece libertad? La Biblia dice: “Conoceréis la verdad, es decir Jesucristo, y la verdad os hará libres.” ¿Desea usted ser libre de ese horrible peso de la culpa hoy mismo? Le invito a entregar su vida a Jesucristo. En una sencilla y sincera oración, invite al Señor Jesús a entrar en su corazón. Él entrará, le salvará y quitará la culpa de su corazón.