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¿Por qué a algunos de nosotros nos frustran algunas circunstancias y a otros no? 

Nuestra reacción a las frustraciones tiene que ver, en parte, con nuestra perspectiva de la vida, la cual ha sido establecida en nuestra mente a través de varios medios, por ejemplo: nuestra formación en la niñez; la influencia cultural y religiosa y nuestro estándar de vida en lo que se refiere a la capacidad financiera. Pero además, uno de los factores fundamentales es nuestra interpretación mental de las circunstancias que nos tocan vivir. 

En realidad, las circunstancias o eventos, no son responsables por nuestros sentimientos de frustración. Esta explica por qué dos personas pueden atravesar la misma experiencia, como por ejemplo ir al dentista, y sin embargo tener diferentes reacciones: a uno le asusta ir al dentista, mientras que otro lo toma como algo normal. 

Lo mismo ocurre en las relaciones personales como el matrimonio, donde dos parejas pasan por el mismo tipo de experiencia traumática, sin embargo una pareja lo toma de una manera positiva y la otra de un modo negativo. Esto nos demuestra que aunque es tentador pensar que que las circunstancias negativas deben frustrarnos, eso no es lo correcto. 

Veamos algunos ejemplos que leemos en la Biblia, como el del apóstol Pablo. En la carta a los Filipenses, Pablo dice: “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez les digo: Regocíjense.” Sin embargo, Pablo escribe estas palabras desde la prisión. Otro prisionero pudiera haber escrito lo contrario, expresando desde su frustración que la vida es injusta y que está enojado por ello. ¿Qué hace la diferencia entre un preso y el otro? La diferencia la hace la relación personal que Pablo tenía con el Señor; no sólo el hecho de que él era cristiano, sino su relación de compañerismo con el Señor Jesucristo.  

Desde el punto de vista de la consejería, vemos que las palabras de Pablo demostraron que los eventos o circunstancias negativas no exigen que nos quedemos estancados en el dolor que ellas nos producen, y además, nos demuestran que pensar saludablemente nos permite controlar nuestros sentimientos. 

La frustración es una decisión; en otras palabras: decidimos sentirnos frustrados; es una elección que requiere un ejercicio de la voluntad y de la mente. Esto explica por qué algunas personas se frustran y otras no, a pesar de estar bajo las mismas circunstancias negativas que les tocan a ambos. 

Si Ud. se frustra fácilmente, verá el fruto de esa conducta negativa también en aquellos a quienes ama. Su cónyuge y sus hijos aprenden lo que viven, así que, a partir de hoy, aprenda a controlar su frustración y sea una persona vencedora.